Una decisión que se veía venir, teniendo en cuenta la demanda de los usuarios, especialmente los de negocios pequeños y medianos. Los fabricantes de ordenadores fueron los primeros en darse cuenta de la tendencia. En Abril, Dell volvió a vender ordenadores con Windows XP preinstalado, y con el tiempo otras firmas han hecho lo mismo.
Mike Nash, Vicepresidente Corporativo de Producto de Microsoft, piensa que “quizás fuimos un poco ambiciosos al pensar que sólo era necesario tener Windows XP disponible hasta un año después del lanzamiento de Windows Vista”. Lo cierto es que Microsoft siempre ha mantenido vivos sus sistemas operativos hasta cuatro años después de lanzar sus sucesores. Pero en esta ocasión acortaron el plazo, ya que entre XP y Vista pasaron cinco años. El problema es que, visto lo visto, fue una decisión errónea.
Esta medida podría afectar a los planes de futuro de Microsoft. Su última apuesta, Windows Vista, no encuentra el impulso que necesita, y en dos años tiene que dar paso a su sucesor Windows 7 (conocido en un principio como Vienna). Ahora alargan la vida del predecesor, incluso hasta el 2010 en el caso de la versión para “mercados emergentes”, llamada Window XP Starter Edition. El margen de maniobra se acorta.
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